lunes, 15 de julio de 2013

El viaje de nuestro voluntario a Gulabgarh, por Alessandro Bordoli


Pasé una semana en Gulabgarh y, aunque el tiempo que permanecí allí fue corto, el lugar me impactó extraordinariamente. El viaje hasta allí desde los aeropuertos más cercanos, Srinagar y Jammu, es largo y transcurre por carreteras de montaña abruptas, que atraviesan alturas increíbles. A medida que te acercas, sientes realmente que estás viajando hacia algún lugar remoto, lo que para mi suponía una experiencia nueva. Cuando, exhausto, llegué por fin a Gulabgarh, me asombró la belleza natural del entorno. El pueblo se encuentra a orillas del río Chenab, rodeado de montañas, casi como si se hubiese posado delicadamente en ese lugar y la impresión que tuve mientras lo atravesaba por primera vez fue la abrumadora sensación de estar muy lejos del mundo que había conocido hasta entonces. El silencio y la belleza del lugar inundaron mis sentidos y sentí que había llegado a uno de los lugares más hermosos de la Tierra, una zona que no había sufrido los efectos de la acción humana.

Durante la semana que pasé en Gulabgarh, me alojé con una familia de la villa y pronto comencé a percibir cómo era la vida en el pueblo. El suministro eléctrico no siempre era fiable, ni tampoco el de agua corriente. Era difícil conseguir una conexión telefónica e Internet seguía estando totalmente fuera del alcance de Gulabgarh. Sin embargo, a pesar de estas limitaciones, la gente tiene una asombrosa cultura y un gran sentido de la familia y de la solidariedad entre vecinos. Si la electricidad no funciona, construyen paneles solares o usan velas y lámparas. A estas gentes las une su experiencia y el orgullo que sienten por la belleza de su tierra.
Todo el mundo fue amabilísimo conmigo. Me acogieron en sus casas y bares y me trataron como un miembro más de la familia. Se desvivieron para que yo me sintiese a gusto, como en casa, y me preguntaban constantemente si estaba disfrutando de mi experiencia. Fue maravilloso poder vivir en un lugar tan alejado de mi familia, amigos e incluso del mundo en que me había criado y en cambio sentirme en paz. Tengo muchas memorias entrañables de mi estancia en Gulabgarh que me acompañarán siempre: jugar al futbol con otros niños del pueblo en el campo de cricket, bajo una lluvia torrencial, narrar mis experiencias en un diario a la luz de una vela, las sonrisas cálidas de la gente que conocí durante mi corta estancia allí.


La vitalidad de la cultura del lugar perdurarán en mi memoria, así como la alegría de sus gentes y la conmovedora belleza del lugar. Estas son las cosas que me vienen a la mente cuando pienso en Gulabgarh (cosa que hago a menudo). Cuando lo visitas, el lugar se instala sin más en tus pensamientos y en tu corazón. Estuve allí tan solo una semana, y sin embargo de algún modo lo añoro. Fue muy extraño dejar un lugar después de tan poco tiempo y sentirme tan unido a él, pero tal fue mi experiencia allí que ha suscitado en mi el deseo de volver algún día, un deseo al que espero poder responder con mi vuelta allí el próximo verano.

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