Aunque no
tuve la oportunidad de impartir clase a las mujeres participantes en el Women’s
Literacy Project, sí tuve el enorme placer de conocerlas en una excursión
escolar (un picnic) el viernes antes de irme. Me senté con ellas durante
bastante tiempo y, aunque existía una clara barrera lingüística, de algún modo conseguimos
comunicarnos.
Una de
las mujeres, a través de una profesora que nos acompañaba, me dijo que lo que
más le gustaría en el mundo sería poder comunicarse conmigo, expresar su sentir
y hablarme de su pueblo, de su vida y de su deseo de aprender a leer y a
escribir, algo que por desgracia no había sido capaz de hacer. Fue un momento
conmovedor para mi y uno que recordaré siempre.
Las
mujeres me comunicaron su agradecimiento por mi visita al pueblo y me mostraron
una gran hospitalidad, intentando que me sintiera como si estuviese en mi
propia casa. Estaban muy orgullosas de su cultura, pero mostraron un fuerte
deseo por continuar sus estudios en el futuro con el propósito de alcanzar la
alfabetización básica. Sus historias me conmovieron y su dedicación y
perseverancia hicieron que me sintiese entusiasmado con los grandes avances que
ha logrado el Proyecto de alfabetización (Women’s Literacy Project, Gulabgarh).
Es una organización dedicada, fundamentalmente, a mejorar las vidas de estas
mujeres y me siento tan orgulloso de que Mari, Andrea y Tashi me hayan permitido
participar, aunque solo sea de forma inicialmente tímida, en un proyecto tan decisivo.
Sinceramente creo que la educación abre puertas y ventanas a nuevas oportunidades
y de una forma que otras cosas no podrían conseguir jamás y creo que esto es
especialmente evidente en la educación de la mujer, que tiene un efecto profundo
sobre la comunidad entera que las rodea. Haber tenido la posibilidad de ver
este proyecto educativo en funcionamiento y la progresión del mismo, aunque
sólo fuese durante una semana, fue el momento culminante de mi viaje a la
India.

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